Monono y Alv McMartin, savia nueva para nuestra música
En la noche del viernes, estimulados por la inquietud y el deseo de saber, acudimos al pub Black Tag de Murcia con el objeto de conocer de primera mano las propuestas musicales de dos grupos que han comenzado a presentarse en vivo recientemente: Monono y Alv McMartin. Dos bandas que habrían de mostrar dos estilos bien diferenciados y cuyas principales características nos hemos propuesto plasmar lo más fielmente posible mediante el relato de sus respectivos espectáculos.
Así, a eso de las 23:30h, fueron Monono los encargados de abrir la velada musical formando todos sentados en línea de vanguardia con guitarras, bajo y unas percusiones en las que prescindieron acertadamente, dadas las características del local, de la batería. El primer tema que pudimos escuchar fue Algo mejor, una canción perfectamente ajustada a los cánones del pop que vino a servir perfectamente como muestra del sonido armónico, las melodías suaves, las letras pegadizas y el ritmo animado que Monono nos iban a brindar.
Sucediéndose canciones como Historias de ninguno o Disfraz con los aplausos de un público no muy numeroso, pero sí bastante atento, llegamos al cuarto tema del recital: Vacío, una composición cuyo estribillo y coros la hicieron destacar entre las escuchadas hasta ese momento. Posteriormente, sonarían Tour de Francia y Segundo, que se moverían dentro de las mencionadas líneas pop, justo antes de que fuera presentada Gente caliente, una canción con auténtica vocación de single por su frescura, su ritmo, su letra y, una vez más, por unos coros muy acertados que se convirtieron en los verdaderos protagonistas.
Tras Gente caliente, el breve recital de cuarenta minutos se encaminó hacia su final con Animal y Modular, dos nuevas canciones que terminaron por constatar las buenas sensaciones que Monono fueron a dejar entre los asistentes. En definitiva, más que correcto concierto de un grupo muy joven que apunta buenas maneras y posibilidades, y cuya propuesta se basa en un pop sencillo, animado, positivo, pegadizo y ciertamente agradable a la primera escucha.
Unos quince minutos más tarde, a eso de las 00:25h llegó el turno de Alv McMartin, una banda que, desde los instantes previos a su actuación, ya vino a llamar nuestra atención por la instrumentación tan especial con la que se habrían de presentar. Y es que no suele ser muy habitual poder escuchar juntos, y sin presencia de batería, un violín, una trompeta y una guitarra eléctrica al servicio de un piano convertido en el auténtico eje de un concierto de música popular.
Por eso, con los sentidos bien aguzados, a pesar de que entre la concurrencia ya empezaban a mezclarse los amantes de la música con los amantes del jaleo propio de un viernes por la noche, nos dispusimos a prestarle toda nuestra atención a Alv y a su banda. Y lo primero que pudimos escuchar fue Old History, canción lenta, de ritmo acompasado en la que Alv mostró su buen hacer como vocalista y su querencia a los desarrollos instrumentales como compositor.
Tras la lectura de un emocionante texto de Eduardo Galeano en el que el autor uruguayo reivindicaba la importancia de la indignación y la necesidad de vencer al miedo para desafiar a la realidad, los músicos tocaron la enérgica Take de power –Toma el poder-, canción más animada y con aires country y folk que conectó con el público a las primeras de cambio. Más tarde llegaría el turno de la versión del tema Lady Madonna, de los Beatles, en la que destacó la armonía con la que se acompasaron los sonidos del piano y el violín.
Después de Saisfied man, interesante canción de Alv en la que destacaron los solos de piano, llegó de nuevo el momento de rendir homenaje a las fuentes de las que bebe este prometedor compositor con la interpretación de Georgia on my mind, de Ray Charles. Una canción que, una vez más, fue impecablemente interpretada por la banda. A partir de aquí, el concierto alcanzó su velocidad de crucero gracias a la sucesión de temas como Ray of hope, Stay togheter o Masquerade, en los que Alv Mcmartin fue tejiendo con los hilos sonoros del folk, el country, el rock, el soul, el jazz y el blues el patrón de un espectáculo de lo más rico en matices y tonalidades.
Justo antes de iniciarse el último tramo del recital, tuvo lugar el hecho desafortunado de la velada, cuando, por causas inexplicables, comenzó a sonar a través de los altavoces del local música de fondo. Sin embargo, capeado con carácter por parte de la banda y solventado con rapidez por los responsables del pub, este feo percance pronto fue reducido a la categoría de anécdota y el evento pudo proseguir sin mayores problemas.
Así, llegó entonces el turno para nueva versión, esta vez el Get rhythm, de Johnny Cash, una canción tocada con rabia y precisión para inaugurar esta última fase del concierto que iba a destacar por las ganas redobladas con las que los músicos se entregaron a su arte. Streets of Krakow, el clásico gospel When the Saints go marchin´in y Mister Money fueron los tres últimos temas que se sucedieron con ritmo vertiginoso para poner el punto final, a eso de la 1:30h, a un espectáculo realmente digno, pero que habría requerido de unas condiciones más apropiadas para ser admirado en su justa medida.