Auditorio Parque Fofó

Ilegales se dan un festín de rock en Murcia junto a Los Marañones y M 76

Crear: 04/10/2017 - 05:44

Llevaba varias semanas la ciudad empapelada con carteles en los que podía verse una hoja de sierra circular teñida de rojo –rojo sangre- girando sobre un fondo negro y bajo un nombre, el nombre de una banda de rock. Así, cuando la poderosa imagen captó nuestra atención y leímos que la banda en cuestión era Ilegales no pudimos sino recordar la fecha del concierto que anunciaba para marcarla en rojo –rojo sangre- en nuestro calendario.

De este modo, llegados el día y la hora señalados, este pasado viernes acudimos ávidos al Auditorio Parque Fofó de Murcia para saciar, y alimentar, nuestra hambre de rock con una suculenta velada que comenzaría a las 21:00h y que contaría con dos bandas invitadas: los jóvenes M 76, que están a punto de editar su segundo trabajo de estudio, y los míticos Marañones, que, encabezados por Miguel Bañón, presentarían su último disco, “A contratiempo”.

Con todo dispuesto, los encargados de abrir el espectáculo serían M 76, banda que bajo el nombre de Miranda 76 debutó el pasado 2016 con el EP “¿Has leído a Gógol?” y que, ya metidos en 2017, están ultimando su segundo álbum, que llevará por título “¡Muera la libertad!”. De esta manera, desplegando ese rock de melodías frenéticas y letras directas que rezuma rabia, inconformismo e inmediatez a partes iguales, los murcianos no solo cumplirían la misión de encender los ánimos del público presente, sino que también demostrarían tener la actitud necesaria para enfrentarse a grandes escenarios.

Más adelante, cumpliendo con el horario previsto, a las 22:00h llegaría el turno de una de las bandas más queridas y reputadas de la rica y variada escena regional murciana, Los Marañones; grupo que desde 1987 ha recorrido una larga y fructífera trayectoria musical basada en el rock, el pop, el blues y el country, y en la que siempre ha sido la honestidad la nota dominante. Así, ofreciendo un recital en el que primarían las cuidadas armonías y destacarían los magistrales punteos de guitarra de Bañón, Los Marañones acabarían haciendo las delicias de un público que ya llenaba la amplia pista central del Auditorio.

A continuación, operados sobre el escenario los cambios precisos, llegaría el momento más esperado de la noche cuando, a eso de las 23:30h, hicieron acto de presencia Jorge Martínez y sus Ilegales; banda esencial en la historia del rock español que, desde su nacimiento en 1979, halló más allá esa la ley hecha a la medida del poder el lugar propicio desde el cual elaborar una propuesta sonora rotunda en la que confluirían, por un lado, la elegancia del rock de los 50 y, por otro, la agresividad del punk de los 70 para dar cuerpo a unas letras que desarrollarían, sin atisbo de ternura o compasión, una aguda e implacable crítica social adornada, eso sí, por ingeniosas pinceladas de humor cargadas de cinismo y acidez.

De esta manera, con la imponente figura de Jorge Ilegal haciendo sonar desde el centro del escenario los acordes de Los chicos desconfían, nos preparamos para hacer nuestra mala acción de día bailando las canciones de un repertorio ilegal de treinta temas que se sucederían casi sin descanso con el objeto de brindar un intenso repaso a la historia de la banda, desde la publicación de su primer trabajo de estudio en 1982, “Ilegales”, hasta la edición de su último disco en 2015, “La vida es fuego”, con el que la formación puso fin a un paréntesis de cuatro años en su carrera.

Así, usando el descaro y la provocación como pocos han sabido hacerlo para mover a la acción a través de unas letras que tendrían como protagonistas a personajes juveniles, generalmente marginados y acorralados, Jorge Ilegal iría disparando ráfagas de canciones entre las que destacarían Chicos pálidos para la máquina o Agotados de esperar el fin, en las que se sugeriría la integridad y la humanidad del macarra hasta elevarlo a la categoría de héroe –o antihéroe- frente a una sociedad injusta e implacable; dócil con los poderosos y cruel con los más débiles.

Avanzando a golpe de canciones como Yo soy quien espía los juegos de los niños, Europa ha muerto o Enamorados de Varsovia, el concierto superaría su ecuador con Regreso al sexo químicamente puro, tras la cual, y debido a un leve percance técnico, el ritmo frenético de la velada se vería pausado durante tres minutos que, no obstante, acabarían viniendo bien para que unos y otros recobraran el aliento de cara al último tercio de recital. De este modo, solucionado el problema, Ilegales acelerarían a tope para sacar a relucir su marcado carácter punk con temas como Revuelta juvenil en Mongolia; Tiempos nuevos, tiempos salvajes o Soy un macarra.

Metidos de lleno en la recta final del espectáculo como una afilada cuchilla que cortara, desgarrara y destruyera todo a su paso, la banda haría sonar Problema sexual; Bestia, bestia y Destruye para, tras una hora y cuarenta minutos, concluir su concierto por todo lo alto y demostrar que el rock, más allá de cualquier consideración estética, es un instrumento vigente, una herramienta práctica y un arma de fuego certera para transmitir mensajes inteligentes y, cómo no, para poner a bailar a toda clase de criaturas nocturnas.

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Rozalén cierra el CreaMurcia Pop-Rock reuniendo a más de 2000 personas en el Parque Fofó

Crear: 06/20/2017 - 10:15

Este pasado sábado, tras la disputa de la final en la que Adiós Nicole se alzó con el primer premio del XXV CreaMurcia, el momento más esperado para la gran mayoría de las 2000 personas que llenaban el Parque Fofó llegaría cuando Rozalén apareció sobre el escenario del popular auditorio para ofrecer una de las últimas actuaciones de la gira de presentación de su segundo álbum de estudio, “Quién me ha visto…”.

Así, a eso de las 23:15h y acompañada por una banda de garantías en la que destacaría Beatriz Romero a los mandos de la lengua de signos, la cantante albaceteña saldría a escena para recibir el primero de los numerosos aplausos con los que el público le agradecería que ahora -que tiene todo lo que quería- nunca haya dejado de querer volver a Murcia y siempre vuelva -como vuelve la niña que dejó el hogar- a la ciudad que le dio su primera oportunidad.

De este modo, acudiendo como invitada al mismo certamen que ganó como finalista en 2008, Rozalén arrancaría su concierto interpretando casi sin descanso tres piezas de su más reciente LP: Ahora, Photocall y Será mejor. En rigor, tres temas con los que la cantante abriría un amplio abanico de ritmos frescos, urbanos y mestizos que no dejaría de agitar con alegría al cielo estrellado de la calurosa noche murciana para poner a bailar al respetable desde los compases iniciales de su actuación.

Siguiendo los pasos de “Quién me ha visto…”, el concierto atravesaría una de sus fases más intimistas arribando hasta Berlín para ponerle música al film “Perdiendo el norte” antes de que sonara la canción más triste de la noche: Mi fe. Entonces, vislumbrado el recital su ecuador, Rozalén introduciría dos canciones que supondrían un paréntesis dentro de su repertorio de factura propia: la primera, La belleza, con la que la albaceteña quiso rendir homenaje a Luis Eduardo Aute; y la segunda, Godella, reelaboración de En el patio de Godella, de La Choli, que sería interpretada por el Dúo Orquesta Regalizes.

Adentrándose el recital en su segunda mitad, la banda haría sonar dos piezas inéditas incluidas en la reedición que Rozalén grabó en directo de su segundo trabajo de estudio bajo el título “Quién me ha visto y quién me ve”: Me arrepiento y Asuntos pendientes, esta última, compuesta junto con el argentino Abel Pintos. Más adelante, en plena recta final del concierto, la cantante traería algunos de los temas más celebrados de su primer LP, “Con derecho a…”, como Bajar del mundo, 80 veces y, ya en el bis, Comiéndote a besos y Saltan Chispas.

Y así, finalmente, mientras Rozalén cerraba ese abanico de ritmos que, a base de pop,  ha sabido componer para renovar géneros musicales tan diversos como la copla, la rumba, el flamenco, el pasodoble, el reggae, o el rock, el concierto llegaría a su fin entre aplausos y con las más de 2000 personas que estuvieron bailando y cantando durante las dos horas de recital agradeciéndole a la albaceteña que siempre vuelva -como reza una de sus canciones más emblemáticas- a esta Murcia que fue su ciudad, y en la que encontró su primer público y un segundo hogar. 

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Ariel Rot y Alejo Stivel agrandan la leyenda de Tequila

Crear: 07/02/2017 - 00:37

Ambiente de las grandes ocasiones, el que se vivió este viernes en Murcia para dar la bienvenida a Tequila; banda fundamental en la historia del rock hispano-argentino que en tan solo seis años de singladura –desde 1976 a 1982- tuvo tiempo para romper los moldes de la canción popular en nuestro país, mostrar una nueva forma de hacer rock and roll en español y dejar para la posteridad una colección de éxitos inolvidables que, desde entonces, no han parado de sonar hasta nuestros días.

Así, conscientes de la importancia de la cita, serían miles los que se acercarían al Auditorio Parque Fofó a disfrutar de los temas de Tequila de la mano de una poderosa banda de rock que, reunida por los dos miembros esenciales de la formación original: los argentinos Ariel Rot y Alejo Stivel, ha insuflado nueva vida a un repertorio clave de nuestra música mediante una mini gira de cuatro conciertos que, aunque estaba previsto que concluyera en Murcia, aún podría ampliarse con nuevas fechas de cara al verano que acaba de comenzar.

De este modo, a eso de las 22:15h y con una multitud llenando la pista central del coqueto recinto, Tequila saltaría al escenario pisando a fondo el acelerador al enlazar tres temas como Rock and roll en la plaza del pueblo, Mira a esa chica y Matrícula de honor que, tocados sin pausa, pusieron a bailar a todos los presentes y brindaron un inicio de recital verdaderamente arrollador. Entonces, con el público ya caliente, llegaría el momento de bajar el tempo para visitar a la homicida y divertida familia de Mister Jones antes de cruzar a ritmo de reggae el Atlántico a bordo de El barco.

Enriqueciendo las sencillas melodías originales mediante una instrumentación mucho más variada y “musculada” en la que destacarían los nuevos y rotundos solos de guitarra de Rot, el sonido de la banda se mostraría plenamente actual, poderoso y, en conjunto, ideal para dar cabida a temas de diferentes épocas y autores junto al repertorio de Tequila. En este sentido, alternándose con canciones tan emblemáticas como Quiero besarte, El ahorcado o Nena, serían interpretadas otras como la reciente Yo era un animal, que dará título al nuevo disco de Stivel; la mítica Sábado a la noche, que editó Moris en 1978; o la arrebatadora Mucho mejor, que firmó Ariel en 1995 con Los Rodríguez.

De esta manera, realizando “escapadas” que, sin embargo, no harían perder al recital su genuino sabor a Tequila, la banda se adentraría en la recta final de la velada lanzando al tapete del concierto un trío de ases marca de la casa que pondrían boca abajo el Auditorio: Que el tiempo no te cambie, Dime que me quieres y Me vuelvo loco. Ya en el bis con el que sería sobrevolada la medianoche, la formación volvería a mostrar su versatilidad al interpretar, a caballo entre el jazz y el blues, el tema Rock and roll en la plaza del pueblo antes de desatarse nuevamente, y por última vez, con Necesito un trago y Salta.

Así, tras dos horas de soberbio recital en el que las muestras de complicidad con el público fueron constantes, las tres generaciones reunidas en torno a Tequila despedirían a la banda dedicándole una sonora ovación que, prolongándose varios minutos, serviría no solo para agradecerles la gran cantidad de emociones transmitidas, sino también para reconocer a Rot y a Stivel su vasta contribución a una música española que jamás habría sido la misma sin ellos. Y por eso, por haber enseñado a pasárselo bien a un país que llevaba demasiado tiempo pasándolo mal, esta crónica solo podría finalizar entonando un sentido y sincero ¡Viva Tequila!

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La Casa Azul revoluciona el Festival Lemon Pop

Crear: 09/04/2017 - 00:30

Con el ambiente de las grandes ocasiones llenando hasta la bandera el Auditorio Parque Fofó, este sábado se presentó en Murcia La Casa Azul para brindar el concierto más esperado de la jornada reina del Festival Lemon Pop; certamen que, con la de este año, cumple nada menos que veintidós ediciones ejerciendo como plataforma de lanzamiento de nuevas bandas y promoviendo la música de vanguardia en nuestra Región.

Así, a eso de las 00:10h y sobre un escenario que estaría dominado por una amplia pantalla tras la cual, y en un plano superior, se ubicó una mesa de mezclas, los miembros de La Casa Azul aparecerían ante la multitud, cual personajes de un cómic de ciencia ficción o tripulantes de una futurista nave espacial, uniformados de negro y portando amplias viseras de cristales ahumados coronadas por cascos de color blanco.

De este modo, con Guille Milkyway a los mandos de la misión y los músicos ya en sus puestos haciendo sonar los motores del concierto, el viaje sideral por el universo tecno-pop de La Casa Azul daría comienzo con Podría ser peor; única canción que sería interpretada a modo de anticipo del que será el nuevo álbum de la banda, que llevará por título “La gran esfera” y cuyo lanzamiento se espera para finales del presente 2017.

Entonces, partiendo del que habrá de ser el último trabajo de la formación, Milkyway pondría rumbo hacia los discos anteriores de La Casa Azul para ofrecer al público un repaso, completo y variado, de su trayectoria. En consecuencia, brindando temas tan frescos y efervescentes de su discografía como Chicle Cosmos, No más Myolastan o Siempre brilla el sol, pronto la formación haría que rompieran a bailar las más de tres mil personas congregadas en el auditorio murciano.

Sin embargo, a pesar de que el recital tendría un indiscutible y contagioso carácter festivo, también es cierto que Milkyway sabría bajar el tempo y acompasar el ritmo vertiginoso de la velada ofreciendo al respetable momentos de mayor intimidad en los que, solo al piano, interpretaría canciones como Yo también y Como un fan. De esta manera, con el público coreando como si se tratara de un himno los acordes de piano de Superguay, el concierto se adentraría en su segunda mitad como una exhalación, o, mejor dicho, como una verdadera revolución.

Y es que, no en vano, serían temas de ese LP, “La revolución sexual”, los que tendrían un mayor peso en la fase decisiva del recital. Así, encarando la recta final de la velada sonarían piezas como El momento más feliz, Esta noche solo cantan para mí y, sobre todo, la homónima La revolución sexual con la que, como era de esperar, se desataría la locura en un Festival Lemon Pop que acabaría completamente rendido a Guille Milkyway y a su fantástica Casa Azul.

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Enamorados de la moda juvenil

Crear: 07/14/2018 - 08:51

Así, tarareando la conocida canción de la Movida firmada por Radio Futura, este jueves acudimos al Auditorio Parque Fofó para presenciar la sexta edición del Festival Murcia Se Mueve; cita cultural que se ha convertido en escaparate de lujo para conocer y disfrutar del alto nivel que los creadores de la Región están alcanzando en campos como la moda, la gastronomía y, sobre todo, la música.

De este modo, tras los desfiles con los que las diseñadoras Marta Belando, Angie Pine y Giovana Luciano da Silva presentaron sus colecciones de verano-otoño a los numerosos asistentes reunidos en el Fofó desde bien entrada la tarde, ya caída la noche serían los conciertos los que se harían con el protagonismo del festival dentro de un recinto que luciría engalanado y lleno de colorido y buen ambiente para la ocasión.

Por tanto, con unas condiciones óptimas para que diera comienzo la velada musical, a eso de las 21:30h los encargados de poner en movimiento a las más de dos mil personas que se encontraban en el auditorio serían GLAS, banda casi recién nacida que, no obstante, con solo unos meses de vida ha alcanzado gran notoriedad dentro de la escena regional merced, por un lado, a las reputadas trayectorias de sus miembros y, por otro, a una atractiva propuesta sonora que aúna el indie más actual con una fuerte personalidad electrónica que hunde sus raíces en la música tecno de los años 90.

Así, con Tommy Rocheteau al frente, Paco Ganga a los teclados, Fede Gas al bajo y Álvaro Carbonell a la batería, la formación arrancaría su recital haciendo sonar Hoy todo puede suceder, tema fresco, bailable y pegadizo que en febrero se convirtió en sintonía de la Vuelta Ciclista a Murcia y también en el primer adelanto del álbum debut de la banda: “Ya estamos salvados”, que vería la luz en marzo. Entonces, sintiendo la complicidad del público en el aire, el cuarteto se aplicaría con ahínco en la presentación de su EP interpretando temas como ¿Qué estamos haciendo?, El amor no vale nada o El viaje. En rigor, tres buenos ejemplos para comprobar la claridad de ideas en cuanto al sonido y la consistencia en el directo que posee GLAS.

Ya en la segunda mitad del concierto, la banda alternaría canciones de su mencionado primer trabajo, como El día que dejemos de soñar, con versiones como Si el mundo acaba hoy, de Adiós Nicole –formación a la que han pertenecido Álvaro Carbonell y el propio Rocheteau-, o como El cielo no entiende, de OBK, antes de concluir su recital con otra pieza de factura propia: Te acordarás de mí; tema cuyo estribillo acabaría resonando entre los aplausos del público no solo como una declaración de intenciones, sino más bien como una suerte de certidumbre.

Más adelante, al filo de las 23:00h llegaría el momento más esperado del Festival cuando Varry Brava -una de las bandas murcianas que más éxito ha alcanzado fuera de nuestras fronteras en los últimos años- hizo acto de presencia sobre el escenario del Parque Fofó para júbilo de las cerca de tres mil personas que días atrás ya habían agotado las entradas del evento. Así, con Óscar Ferrer, Aarón Sáez y Vicente Illescas saludando a la multitud congregada, Varry Brava comenzaría un concierto cuyo hilo conductor estaría compuesto por las canciones que han dado forma a su más reciente LP, “Furor”, editado hace apenas cinco meses.

Por ello, con la intención de mostrar al público murciano la nueva etapa que han abierto en su carrera con “Furor”, Varry Brava arrancaría el recital interpretando dos piezas extraídas de este LP: Un nuevo giro y Nada personal; la primera, deliciosa melodía de aire funky y ritmo sinuoso que pondría a bailar al respetable casi desde el primer minuto; la segunda, un perfecto ejemplo de ese pop rápido, divertido, alegre y luminoso que la banda ha sabido proyectar como marca de la casa desde que en 2012 lanzaran su ya mítico “Demasié”. Entonces, aún en los inicios del concierto, la formación interpretaría tres canciones seguidas -Playa, Fiesta y No gires- que, irremediablemente, pondrían a cantar y a botar a todo el Auditorio.

A continuación, adentrándose el recital en su segunda mitad, las canciones de “Furor” irían ganando aún más presencia en el repertorio con la sucesión de 400 golpes y El sitio perfecto; dos medios tiempos animados, bailables y casi gemelares a los que se les unirían en la recta final del espectáculo Las noches fugaces y Satánica. En rigor, dos baladas de nuevo cuño y cuidada factura entre las cuales se alternarían las frenéticas Sonia y Selena, y Calor.

Finalmente, de todos los giros de nos depararía la velada el más brusco llegaría ya en el bis, cuando Varry Brava parecería conjurar el espíritu musical de Chimo Bayo desde el escenario para resucitar descaradamente y sin complejos con canciones como Adiós, Fantasmas y, sobre todo, La ruta del amor los ritmos, sonidos y motivos que hicieron popular la valenciana ruta del bakalao.

Y así, despidiéndolos a las 00:15h con aplausos y una sonrisa pintada en la cara, acabaríamos celebrando la versatilidad, la desinhibición y la vitalidad de un grupo tan distinto y necesario como es Varry Brava; quienes, con sus ganas de divertirse y de divertir, nos llevarían, como en aquel Lemon Pop de 2012 sin fin, a enamorarnos una noche más de las chicas, de los chicos, de los maniquís...

Andrés Calamaro cargará la suerte en Murcia el próximo 15 de junio

Crear: 05/15/2019 - 01:40

Con el permiso de la autoridad y si el tiempo no lo impide, el próximo sábado, día 15 de junio, Andrés Calamaro recalará en el coso musical del Auditorio Parque Fofó de Murcia traído por la gira de presentación de “Cargar la suerte”; esperado nuevo LP con el que cantante ha regresado a las portadas de la actualidad escribiendo una de las mejores páginas de su carrera.

Y es que, dejando al margen álbumes recopilatorios, discos en directo y colecciones de rarezas y caras b, lo cierto es que ya había ganas entre el público del rock adulto de llevarse a los oídos un nuevo trabajo de estudio a la altura de las expectativas y que, de paso, viniera a confirmar la línea ascendente que el cantante inició con “La lengua popular” en 2007 y que continuó con Bohemio en 2013.

Así, brindando al respetable un trabajo repleto de canciones con las que agrandar un repertorio de éxitos que ya tenía unas proporciones ciertamente desproporcionadas, a buen seguro piezas extraídas de “Cargar la suerte” como Verdades afiladas, Tránsito lento, Cuarteles de invierno o Falso Loui Vuitton habrán de sonar sin desentonar junto a las más conocidas y celebradas del músico hispano-argentino dentro de una gira que arrancó este pasado día 11 de mayo en Albacete, y que le llevará por quince de las principales plazas de la geografía española.

No en vano, habiendo agotado ya las entradas en Madrid y en Barcelona, una vez más parece que el público no fallará y responderá a la llamada de un Andrés Calamaro que, además, estará acompañado por una magnífica banda de la que formarán parte German Wiedemer a los teclados, Mariano Domínguez al bajo, Julián Kanevsky a la guitarra y Martin Bruhn a la batería. En definitiva, una ocasión, la del próximo día 15 de junio, para no olvidar.

Andrés Calamaro, con el rock por montera en Murcia

Crear: 06/16/2019 - 23:17

Emulando el lleno que le dedicó hace cinco años, este sábado el Auditorio Parque Fofó volvió a vestirse de gala para recibir a un Andrés Calamaro que –tal y como recordó: “en su temporada número veintiocho en España”- regresaría a Murcia traído por la gira de presentación de su último disco de estudio: “Cargar la suerte”; meritorio trabajo cuyo título ha conectado por sus referencias taurinas y su evidente parecido con “Buena suerte”; precisamente, aquel primero de Los Rodríguez con el que el argentino comenzó a forjar su leyenda en nuestro país.

Así, con el ambiente de las grandes ocasiones llenando de expectación el recinto, el esperado recital de Calamaro arrancaría a eso de las 23:00h con los rotundos acordes de Alta suciedad atronando y elevándose orgullosos al cielo de la noche murciana para saludar y dar la bienvenida a un respetable que disfrutaría, a continuación, de un tercio inicial de concierto en el que serían especialmente coreadas canciones como Verdades afiladas –primer sencillo del nuevo álbum- A los ojos, La parte de adelante, Las oportunidades o Falso Louis Vouitton.

De este modo, presidiendo una puesta en escena marcada por la sobriedad –sin adornos ni complejos efectos de luces ni amplias pantallas- y sentado a los mandos de un piano que solo abandonaría en ocasiones puntuales para cantar -al natural- micrófono en mano, Andrés Calamaro dirigiría con sobrada solvencia el devenir de un concierto que atravesaría su ecuador acompasando su ritmo al son de temas como Los aviones, My mafia, Crímenes perfectos o Estadio Azteca; canción, esta última, que señalaría el comienzo del final de la velada.

Entonces, con el público poniéndole masivamente los coros a la emocionante Los chicos, el recital avanzaría con paso firme hacia su fase decisiva ofreciendo una sucesión de éxitos tales como Sin documentos o Paloma, y, ya en el bis, Flaca y Me estás atrapando otra vez para cerrar por todo lo alto un repertorio de veinticinco canciones y un espectáculo de una hora y cuarenta y cinco minutos en el que se mostrarían brillantes German Wiedemer a los teclados, Mariano Domínguez al bajo, Julián Kanevsky a la guitarra y Martin Bruhn a la batería.

Por eso, por el delicioso recital brindado y por el crucial valor de esas cuatro décadas de carrera repartidas a un lado y a otro del océano Atlántico, finalizado el concierto el público murciano -y el llegado a Murcia desde cualquier rincón del planeta- le tributaría una sonora ovación que se alargaría durante varios minutos a ese cantante de deslenguada lengua popular que afila verdades con brutal honestidad, a ese torero de Fierro que un día -hace no tanto- decidió ponerse el rock por montera para hermanar al viejo y al nuevo mundo al calor de su arte y de su canto.

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