Este viernes, mientras las manecillas señalaban las doce en el reloj, las puertas de la noche murciana se abrieron de par en par en el interior de la Sala Revólver para recibir a los madrileños Última Experiencia; poderoso trío de rock y blues que desde hace más de diez años ha venido compaginando una sólida y ascendente carrera como banda independiente con el acompañamiento al Gran Wyoming bajo el nombre de Los Insolventes.
De este modo, sin Wyoming sobre las tablas, aunque con Miguel Ángel Monzón entre el público, Última Experiencia -o, lo que es lo mismo: Ángel Ariza, José Alberto Solís y Carlos Lahoz- arrancarían su concierto interpretando La oveja negra, Vivan las cadenas y Madrid; tres temas plenos de blues, rock y soul en los que la elegancia de las melodías se alternaría con la contundencia de las guitarras de Ariza para dotar de cuerpo y alas a unas letras cargadas de reflexión y crítica social.
Así, conectando desde los primeros acordes con un público que no tardaría en completar el aforo del local, Última Experiencia avanzaría con paso firme y a golpe de portentosos desarrollos instrumentales hacia el ecuador de su recital aplicándose en la presentación de “Cultura caduca”; tercer LP de la banda editado en 2018 del que extraerían canciones como la furiosa Todo es mentira, la comprometida A cara o cruz, la psicodélica Lenguas de fuego o la luminosa Revolución.
Más adelante, encarando ya la recta final del espectáculo, el grupo volvería su mirada hacia la mitología del rock and roll para rescatar de su trayectoria dos composiciones que harían las delicias de los presentes: Lady Izabella y Mi guitarra y un blues; tema, este último, con el que la banda concluiría entre aplausos su concierto y acabaría poniéndole el broche de oro a una velada en la que el rock y el blues brillarían con inusitada y renovada intensidad.
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