Debaho Band incendia la Sala Revólver

Dom, 12/04/2015 - 23:40 -- Miguel Casas

Hay un rock que se filtra por las grietas de las paredes desconchadas. Hay un rock que resuena como los pasos sobre el asfalto. Hay un rock áspero como la corteza de un leño. Hay un rock que se dispara y estalla como un obús. Hay un rock sin concesiones, duro y extremo, un rock que arrastra con la fuerza de una marea. Hay un rock hecho de sangre y sudor. En definitiva, un rock como el que hacen Debaho Band.

Y por todo eso ya teníamos ganas de volver a ver a esta joven banda lorquina formada por músicos de largas trayectorias en la murciana Sala Revólver. Una sala que, en la noche del popular Entierro de la Sardina, se fue a llenar hasta los topes para recibir a los Debaho, con José Alberto Lario al frente, como sólo los buenos se merecen. Así, con un ambiente de gran expectación, y algo más temprano de lo habitual, a eso de las 23:30h La banda del bajo abrió su espectáculo con Los Secundarios, un potente y sinuoso rock ideal para poner desde el principio las cartas boca arriba y mostrar a las claras que venían a Murcia dispuestos a arrasar.

Pronto llegaron Sin freno y Basado en hechos reales, las dos canciones que dan título a los dos discos del grupo publicados hasta el momento. Casi sin tiempo para respirar, los temas de los lorquinos comenzaron a alternarse con otros de Marea, Sobran bueyes, o de Leño, Maneras de vivir, para certificar la maestría que los Debaho, curtidos en las versiones, han alcanzado en esta faceta musical. Así, clavando los acordes y los punteos de sus fuentes y mezclándolos acertadamente con los suyos de factura propia, los lorquinos encaminaron el concierto hacia su ecuador.

A partir de ahí, Crisis, Frío noviembre, o La mentira rosa entre otras dibujaron una línea ascendente a la que se unieron unas versiones extraordinariamente fieles de A fuego lento, de Extremoduro, Agradecido, de Rosendo, y Corazón de mimbre, de Marea. Sin duda, de la mano de estos temas el espectáculo alcanzaba sus más altas cotas de intensidad y entrega al tiempo que José Luis Meca, al bajo, y Alfonso Quiñonero, a la guitarra, se alternaban cantando con Lario.

Sin embargo, a pesar del alto grado de entrega alcanzado, la verdad es que la traca final que tenía preparada la banda superó, si cabe, aún más a lo anterior con una nueva batería de temas propios, como Se paró el reloj, Titiritando, o De tripas corazón entre otras, combinadas con las versiones de Dolores se llamaba Lola, de Los Suaves, La mataré, de Loquillo, y Vicio, de Reincidentes. Es decir, toda una descarga eléctrica de rock que terminó por llevar a la locura a un público encandilado con los soberbios punteos de Alfredo Veas.

Como conclusión, tenemos que reconocer que Debaho Band demostraron ser una auténtica banda de rock, un grupo de una pieza que une a sus más que interesantes argumentos propios unos sólidos cimientos sobre los que crecer con fuerza y sentido. Es cierto que el camino elegido por los lorquinos no es el más fácil, ya que el rock que tocan durante largos años ha sido estigmatizado y marginado a pesar de contar con un público numeroso cuya fidelidad ya querrían otros para sí. Sin embargo, si hay tantos estilos musicales como formas de sentir la vida, desde murciocio.es lo que consideramos más justo es tratar de dar cuenta de todos ellos siempre y cuando encontremos bandas que esgriman sus instrumentos con la energía y la calidad que demostraron tener los Del bajo en la Sala Revólver. Y es que no hay nada como comer con hambre, beber con sed, y tocar con las ganas que le ponen los Debaho Band.

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