
De nuevo firmes y al pie del cañón para afrontar con energías renovadas la jornada final del Warm Up, el sábado tomamos posiciones frente al escenario ElPozo King con la intención de hacernos fuertes dando buena cuenta de los conciertos más destacados que tendrían lugar sobre sus tablas y sobre las del escenario Estrella de Levante, que, distante apenas cien metros, acogería junto a aquel las principales actuaciones del día.
Así, a las 18:10h y con todo listo entre bambalinas, los miembros de Alcalá Norte harían acto de presencia sobre el escenario sur del Festival para contemplar satisfechos a las cerca de cinco mil personas que no dudarían en jugarse el pellejo bajo el sol murciano por ver a los madrileños presentando su primer LP, el homónimo Alcalá Norte, que se ha convertido en codiciado objeto de deseo merced a la estimulante y particular mezcla de géneros que lo han alumbrado, y que van desde el rock alternativo al indie y al postpunk siniestro. De este modo, arrancando con determinación su concierto haciendo sonar “Dr Kozhev”, Alcalá Norte se enzarzaría pronto en una rápida sucesión de golpes sin descanso en la que caerían como piezas de dominó “420N” y “La sangre del pobre” antes de tomar aire con las más relajadas “No llores, Dr G” y “El rey de los judíos”. A continuación, encarando la recta final de su recital, los Alcalá Norte volverían a pisar el acelerador con “Calle Elfo”, “Langemark”, “Westminster” y, cómo no, con “La vida cañón”, que es la vida mejor, y la canción con la que concluirían entre aplausos su actuación.
Más adelante, avanzando hacia levante, alcanzaríamos una buena ubicación frente al escenario Estrella, donde a las 19:15h cerca de diez mil espectadores se concentrarían para ver a Amaia; la joven ganadora de Operación Triunfo 2017 que, cuando todos esperaban que lanzará corriendo un disco cualquiera, decidió tomarse su tiempo para componer aquel que más tuviera que ver con ella. Desde entonces, marcando ya con tres álbumes una clara línea ascendente en cuanto a madurez y versatilidad, la navarra plantearía un espectáculo sumamente completo y variado en el que integraría con agilidad y naturalidad sus facetas como bailaría, cantante e instrumentista para defender un repertorio que iba a aunar música popular tradicional -con “Tocotó” o “Yamaguchi”-, pop sensual y bailable -con “Magia en Benidorm” o “El encuentro”-, y balada romántica -con “Quedará en nuestra mente” o “Tengo un pensamiento”- y, de paso, para ofrecer una actuación total con la que demostrar que tan solo es una cuestión de gusto el que te guste, pero que nadie puede negar que todo lo que hace Amaia, lo hace muy bien.
A continuación, como en un carrusel que no dejara de girar, nuestros pasos regresarían al escenario ElPozo para vivir el concierto de Sexy Zebras, programado a las 20:20h. De esta forma, con los rayos de sol poniente acariciando a la multitud congregada, el poderoso trío madrileño saltaría al escenario, pero no como tímidas cebras, sino como furiosos leones, enjaulados y hambrientos, prestos a devorar a cuantas presas se pusieran a su alcance. Así, abalanzándose sobre los asistentes a base de redondas canciones de letras directas, ritmos trepidantes y guitarras alegremente desbocadas, Sexy Zebras comenzarían a contagiar su bendita locura al público con temas como “Bravo”, “Mañana no existe” o “Flores a la guerra”, que anticiparían la llegada de tres joyas en forma de balada rock: “Nena”, “Días de mierda” y “Marisol”. Finalmente, completando un concierto pleno de garra que dejaría a los asistentes tan extenuados y radiantes como ningún otro, el trío mostraría que en la vida solo a veces gana el amor, pero en la música, cuando una banda compone y toca como ellos, el que gana siempre es el rock.
Más adelante, ya caída la noche y de nuevo a los pies de un escenario ElPozo ante el que el público pugnaría con pasión por conservar el lugar para ver lo más cerca posible a Siloé, el trío vallisoletano arrancaría su recital comenzando por “La Verdad”, balada intimista de corte folk que, interpretada fuera de escena por Fito Robles, serviría para abrir la velada pellizcando el corazón del respetable. Entonces, ya con los tres músicos sobre las tablas, Siloé reiniciaría su actuación para aplicarse en la presentación de Santa Trinidad, su álbum más reciente y el que les ha permitido consagrase como uno de los grandes grupos de España apostando por un sonido que los sitúa próximos a Supersubmarina, pero que a la vez los eleva a través de unos textos escritos con la firme voluntad de trascender lo mundano para buscar en la oscuridad del alma humana la luz de lo divino. Así, brindando temas como “La sangre en las venas”, “Cierra los ojos”, “Esa estrella”, “Que merezca la pena” y “Todos los besos”, Siloé ofrecería un emotivo concierto que haría rozar con la punta de los dedos ese cielo en el que todo tiene sentido.
Y así, perdiéndonos entre la gente camino del escenario Estrella por última vez para despedirnos del Warm Up al ritmo de los festivos y coloridos Cristal Fighters, sería como le diríamos "hasta siempre" a un festival que cumpliría holgadamente con las exigencias de accesibilidad, movilidad, servicios y seguridad necesarias para garantizar el correcto desarrollo de una séptima edición que, a la postre, concluiría feliz y en paz.