Susana Re ilumina con canciones la noche murciana

Crear: 03/18/2018 - 11:54

Fue en septiembre de 2015 cuando, con motivo de la Feria de Murcia, tuvimos ocasión de conocer a Susana Re; una de las cantautoras más aplaudidas y queridas de la escena regional que, ofreciendo un certero repaso a las canciones más destacadas de su carrera musical, hizo vibrar a las más de quinientas personas que aquella noche llenaban el escenario de Los Huertos del Malecón.

Por eso, cuando este viernes vimos el cartel de su actuación programada en el Auditorio de Cabezo de Torres no lo dudamos y nos plantamos en la pedanía murciana con la intención de revivir la magia que nos hizo sentir la música de Susana Re casi tres años atrás. De este modo, pasadas las 21:30h y con un buen número de seguidores poblando las butacas del recinto, la cantante aparecería en escena para dar comienzo a un recital en el que su voz y el sonido de su mítica guitarra Gibson contarían con el apoyo de ciertas melodías pregrabas a modo de base.

Así, mostrándose entre canción y canción tan cercana, simpática, despierta, sensible y comprometida como la recordábamos, Susana Re brindaría un delicioso primer tercio de concierto en el que clásicos de su repertorio como Donde nace el amor, Nada se detiene o Mundos diferentes se alternarían a la perfección con composiciones de nuevo cuño como La felicidad. En suma, un ramillete de animados medios tiempos en los que confluirían géneros como el pop, el rock o el country.

Más adelante, superando el ecuador del concierto al son de Donde los perros ladran y los gatos ronronean, Susana Re interpretaría Demasiado tarde antes de abrir aún más el abanico de ritmos con Baila este flamenquito. Entonces, mientras el público se levantaba de sus butacas para bailar, la compositora ofrecería tres piezas marcadas por el compromiso: ¿Dónde está la justicia? –contra la violencia machista-, El espíritu de la tierra –en favor de una mayor conciencia ecológica-, e Hijos del mundo perdido –sobre el drama de los refugiados que mueren en el Mediterráneo intentando alcanzar Europa-.

En consecuencia, si unimos la temática de esas tres canciones al hecho de que las dos últimas fueron interpretadas desnudas –es decir, sin más ropajes que los de la voz y la guitarra de la compositora-, no sería difícil advertir que fue entonces cuando se vivieron los momentos de mayor pureza, profundidad y emoción de la velada. En rigor, un tramo de recital en el que resplandecerían con mayor nitidez tanto las cualidades vocales, como el talento musical de esa gran cantautora que es Susana Re.

Sin embargo, lejos de concluir, el recital aún nos depararía un último capítulo con Siguiendo la carretera, animado rock de alma sureña con el que Susana Re pondría punto final a su concierto y con el que nosotros nos despediríamos de ella no sin antes desearle -y desearnos- buena suerte para que sea antes, mejor que tarde, cuando nuestros caminos vuelvan a cruzarse en esa carretera de ensueño por la que viajamos de noche subidos en canciones aquellos que no podemos parar de escuchar música ni cejamos en el empeño de hacer realidad nuestras ilusiones.