Tarde bonita de fútbol en La Condomina. El UCAM, que venía de lograr un meritorio empate en Granada recibía al Arroyo CD, un equipo instalado en la parte media-baja de la tabla, con la intención de afianzar su liderato y mantener las distancias con sus perseguidores. Por ello, pese al poco atractivo del conjunto visitante, volvió a registrarse una buena entrada en el céntrico estadio de la Ronda de Garay.
Como en todos los recintos deportivos de la Región, antes del pitido inicial se guardó un emotivo minuto de silencio por las 14 víctimas del accidente de tráfico en Cieza. Una vez puesto el balón en juego, los jugadores de ambos equipos comenzaron el encuentro empleándose a fondo en pos del control del partido. En estos primeros compases el UCAM logró mayor presencia en el centro del campo y poner cerco a la portería rival, la cual por momentos pareció estar sitiada a base acometidas azulonas.
Sin embargo, fue el conjunto visitante el que golpeó primero en La Condomina gracias a un auténtico golazo conseguido en el minuto 13 por Armero casi desde el centro del campo. El jugador del Arroyo, viendo adelantado al meta Escalona, conectó un preciso lanzamiento en parábola que le superó por alto. El tanto del Arroyo hizo saltar la sorpresa entre el público, aunque también llenó de admiración a los asistentes.
A pesar del gol encajado, el UCAM no varió sus planes, continuó asediando la portería rival haciendo gala del coraje al que nos tienen acostumbrados. De esta manera. En el minuto 21, un magnífico pase de Javi Gómez desde la frontal de área dejaba solo ante el portero a Nono para que marcase el gol del empate y devolviese las tablas la electrónico.
Si el gol en contra no mermó la convicción del UCAM en sus posibilidades, tampoco el tanto del empate relajó al conjunto universitario. Así, sólo nueve minutos más tarde de conseguir la igualada, concretamente en el 30, una falta sacada desde el costado derecho del ataque azulón no fue adecuadamente atajada por el guardameta Sabu, que dejó el esférico muerto a los pies de Ángel Robles para que éste marcara a placer el 2-1.
Con la remontada consumada en el marcador, el UCAM no cejó en su empeño y continuó mostrándose sólido y ambicioso en el juego. Así, aunque no hubo más jugadas destacables de peligro, sí que el conjunto universitario dominó y controló la situación a su antojo llevando el partido al terreno que más le interesaba para así evitar sobresaltos hasta el final de la primera parte.
En la segunda parte los dos equipos se intercambiaron los papeles. El Arroyo le puso una marcha más a su juego y se mostró mucho más atrevido que en la primera mitad, mientras el UCAM dio un paso atrás. Pese a esto, fue el equipo universitario el que gozó de la mejor ocasión posible para marcar merced a un penalti cometido por Carlao sobre Titi en el minuto 8. Sin embargo, el lanzamiento de Góngora desde el punto fatídico, aun estando dotado de gran potencia, fue adivinado por Sabu, que ejecutó una magnífica parada para evitar el tercer gol local.
Conjurado el peligro por parte del Arroyo, fue el conjunto visitante el que se hizo con los mandos del partido. Así, los acercamientos sobre la portería rival esta vez comenzaron a ser desarrollados por los jugadores del Arroyo, que gozaron de varias oportunidades para lograr el empate.
En el minuto 37, el árbitro dejó de señalar un penalti que se antojó claro a favor del cuadro local. Un poco más tarde, y ya en el descuento, una jugada del Arroyo llevó el empate final al marcador por mediación de Chacó, que se revolvió en la frontal del área azulona para descargar un latigazo con la pierna izquierda que se coló en la portería universitaria a pesar de la estirada de Escalona.
Al final, 2-2 en La Condomina y primeros puntos que cede el UCAM en el fortín de la Ronda de Garay. La afición del conjunto universitario, que se quedó un tanto fría con el tanto rival justo al final, bien podrá entrar en calor pensando en la posición de privilegio que el equipo ocupa y seguirá ocupando durante todo el año, si sigue fiel a la línea de trabajo y sacrificio que le ha llevado hasta aquí.